Invertir a Lanzarote

Lanzarote, un lugar único para descubrir antes de querer vivir allí. La isla de Lanzarote, brillante y salvaje, espectacular e increíblemente virgen, la más oriental de las Canarias sigue siendo uno de los secretos mejor guardados.

La isla de la eterna primavera ofrece un viaje al centro de una tierra de fuego en un territorio de 845 km2. Batido por las olas y los vientos del Atlántico, a 140 kilómetros de la costa africana ya 1000 kilómetros del país de España del que depende. Cubierto un tercio de lava, es que los volcanes más de 300 cráteres molesta un paisaje que evoca el fin del mundo o el comienzo de la humanidad. De acuerdo con las horas y las luces, perpetuamente abucheado por la carrera de las nubes, Lanzarote fue capaz de disparar todos los elementos para forjar una identidad única. 

El arquitecto César Manrique, el más famoso de sus benefactores, lo describió como una «obra de arte sin marco y sin límites». Lanzarote también es sinónimo de «saber vivir bien»: Lanzarote siempre ha valorado una cocina generosa, hecha de productos frescos, crudos y en su mayoría orgánicos. Cada mercado tiene su mercado matutino, que ofrece surtidos de pescado fresco capturado en la costa, pollo, queso y muchas frutas y verduras.

Gamas de arena blanca de los centros turísticos más populares de la isla, calas de la formación de espuma de mar, los campos de arena negra o rodando dunas, 85 playas de Lanzarote cultivan el arte de la paradoja: estamos de dilatar la amargura entre el marco dureza de los elementos y dulzura de la vida. En Playa de Papagayo, que huele un poco de ambiente hippie en la década de 1970. Un Caleta de Famara, corazón pequeño complejo de accidente cerebrovascular y de fin de semana en el destino para los residentes de la capital, admiramos los surfistas hacer frente a las olas poderoso en una atmósfera de fin del mundo.  

Al norte de la isla de Lanzarote, Órzola, un barco veces ligeramente interrumpido por los elementos le lleva degustar las extensiones sublimes de la isla muy cubana de La Graciosa, diminuto atolón de mar, delimitadas norte y sur por cinco picos volcánico atrapado entre el cielo y el agua.


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